Era estibador, una profesión reservada a los gigantes y que, sin embargo, él ejerció cuando era niño. Luego se hizo panadero y a los 16 años disputó su primera pelea de boxeo. Un enano en un mundo peligroso pero en realidad... el peligroso era él. Rapidísimo y con una pegada mortal, Pacquiao tiene una velocidad de manos poco común y una esquiva y rocosidad increíble. Dicen los analistas que su estilo no difiere mucho de su antecesor en el trono:
El gran Óscar De la Hoya.Rápidamente destacó en el complicado mundo del pugilismo: ganó el mundial de los moscas en 1998 y enseguida se pudo a crecer. Llegó el de los gallos, supergallos, el pluma, superpluma, el ligero y ahora el welter tras derrotar por K.O. en el duodécimo asalto al puertorriqueño Miguel Cotto.
Nada más acabar su pelea, «Pac Man», el comecocos, hizo lo que suele hacer al acabar sus combates: se fue al salón del Hotel Mandalay Bay para hacer la presentación musical del nuevo disco de su banda. Cantó en español «La Bamba» y luego interpretó en inglés el «Imagine» de John Lennon mientras que toda Filipinas deliraba de alegría. Más allá del deporte de las cuerdas, Pacquiao se ha convertido en un fenómeno de masas
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